sábado, 9 de mayo de 2009

UNA CHARLA CON LA SOLEDAD


Platicando con la soledad descubrí que era mi mejor amiga, que ella nunca me abandonaría,
Que siempre que todo se apagaba me abrigaba suavemente, tiernamente, fríamente.
Me recordaba que era mi mejor compañera, que nunca se marchaba, que siempre ahí estaba.
Ella siempre silenciosa, ella siempre tan radiante.
Ahí estaba sentada, frente a mí, sonriendo y mirándome. Me cohíbe, me derrota, me acobarda pero no me deja sola.
-Hoy brindo por ti- dije con un nudo en la garganta. Saqué de una caja una botella llena de deseos perdidos que embriagarían mi alma. Alcé la mano y brindando por mi tristeza lloré por mi vida y gritando al viento recordé a todo lo que no valía.
En silencio me quedé y ella estaba orgullosa, de su mano me tomó y allí estaba yo en mi alcoba, viendo fijamente el viento y escuchando mi propio miedo. Lentamente se secaron las gotas que brotaron de mi alma, y mi soledad me acurrucó entre sus brazos mientras llegaba el alba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario